27 oct 2019



Arturo

Metafísica, ornamentos racionales, pensamientos existenciales, todo cae ante los ojos de un niño. No importa nada, de repente, más que una sonrisa, un llanto, un intento de comunicación no verbal. Es como una utopía, un remanso de paz en un mundo frenético. Eso es vivir, esa sencillez natural: comer, dormir, soñar. 
Qué gran lago navegado, qué tranquilidad en el espíritu. Por fin mirando fuera de uno mismo. Gracias, Arturo. 

23 oct 2019



Abrazo a la sombra

Llega el invierno. Llevaba tiempo sin recogerme. Sin escuchar el silencio, la ardua tarea de no hacer nada. Hacer sin hacer. En el silencio brota todo, la luz y la sombra. Supongo que no gusta a tantos humanos la soledad, porque ven aquello que en ocasiones no se desea observar. Sólo el silencio cura, porque arrastra como un río la verdad de cada uno. Y mirando a los ojos de la misma puede aceptarse quienes somos. Las victorias no duelen tanto como las derrotas. Aquello que no fuimos, que no hicimos, aquellos que no nos supieron amar, aquellos a quienes hicimos daño. Y así es. No hay vuelta atrás, ni principio ni final. Sólo hay tiempo que pasó, que se fue, que está por llegar. En el fondo solo hay presente. Ese estar de cada uno consigo mismo. Abraza tu sombra, ten compasión de ella. Somos los únicos en poder comprendernos. Somos únicos y estamos siempre solos. La palabra ajena es la evasión para no llegar a conocernos tal cual somos. 

12 oct 2019


La familia

Bienvenidos al gran show de la familia. Esa entidad que en las sociedades latinas sirve para poder alcanzar el culmen máximo de todo tipo de neurosis. Tenga y cree su propia familia. Es la vida ideal, señores. Son sangre de su sangre, son las personas con las que usted puede contar siempre. Eso sí, no a un precio barato. Con el pack van incluidos el chantaje psicológico, la culpa, la frustración y el aprender a comunicarse a gritos. Cumpla su sueño. Regálese una familia. Cree la suya propia y siga transmitiendo los mejores valores de la ética humana. 

6 oct 2019

Jardineros


En esta vida, en las relaciones con los otros, somos como jardineros. El amor, la amistad, el parentesco, acaban por pervivir si existe un cuidado constante. 
Sin embargo, no todos los tipos de jardín ni jardineros llevan a que florezcan esas relaciones.
Recuerdo aquellas clases de estudio del jardín inglés en comparación con el jardín francés. Si caminamos por algún sitio verde de Londres que no haya crecido de forma natural, sino que haya sido puesto por el ser humano, nos damos cuenta de que las plantas que en él viven tienen algo de salvaje. En el jardín inglés no existe la obsesión de podar y en cierta medida poseer la planta para que crezca según el orden predeterminado que está en la cabeza de quien cuida el jardín. Los árboles, así, pueden hacer crecer sus ramas hacia donde su naturaleza les vaya guiando.
Sin embargo, si caminamos por cualquier jardín de París, nos damos cuenta de la geometría de cada árbol. En él no se permite que nada crezca fuera de "su sitio". 
Ambos son hermosos. Cada cual a su manera.
Sin embargo, en las relaciones con las personas, como no existe una dirección única de cuidado, sino que hay una reciprocidad, quienes se empeñan en utilizar las técnicas del jardín francés se acaban equivocando. Y es que a nadie en esta vida le gusta que le ordenen, le dominen y lo sometan a los designios de otro, que tiene una naturaleza diferente. Desde los bioritmos diversos de cada cual, hasta los conceptos tan básicos como expulsar gases frente al otro, todo nos hace en su conjunto únicos.
Todos anhelamos amor, socialización, sin embargo, lo queremos desde el respeto mutuo.
La gran neurosis de ciertas relaciones interpersonales pienso que viene de ahí. De tratar de hacer de jardineros franceses con seres humanos libres. 
Dependiendo del grado de relación con la persona podemos enviarla más o menos fácilmente a paseo al sentirnos podados. Quiero decir, es más difícil distanciar la relación con una madre que con una amiga, por ejemplo. Sin embargo, todos los adultos antes o después nos rebelamos siempre contra quien nos pretende imponer criterios y domesticar. 

1 oct 2019

La memoria del cuerpo



La memoria del cuerpo

Es así. La memoria del cuerpo. No llego a comprender si tiene cura. Se presenta. No es el instante esperado. Trae consigo el río del dolor. ¿Por qué ahora me recuerdas que soy humana? ¿Por qué llegas rasgando la herida todo aquello que no fue? ¿Por qué otra noche sin el arrullo de la presencia? ¿Algún día podré conciliarme? ¿Llegará el momento en que estos labios no echen de menos el tacto incipiente del amor perdido?