La voz herida de la tierra
Vuela alto, tú que puedes. Vuela y mira a lo lejos los campos de arroz. Dime qué ves, si no la voz herida de la tierra. Succionada, explotada, maltrecha. Sin raíz, no hay vida. Entonces, querido mirlo, vuela alto, tú que puedes, y no vuelvas.
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