Viajo a Valencia para el VIII Congreso Internacional de Fenomenología en torno al tema del cuerpo y la alteridad. El jueves hablo sobre la historia de la mujer occidental en el siglo XIX y la influencia de esta concienciación de género en la visión de los viajeros hombres de las mujeres orientales.
Me hace mucha ilusión irme hacia allá, para reunirme con tanta gente que hace tiempo no veo, van a ser días fantásticos. Me voy a llevar hasta la bicicleta. Valencia, de veras, es muy distinta cuando se va con bicicleta.
Sin embargo, también existe una resistencia interior a realizar este viaje. Sé que serán días en los que cosas que quedaron indefinidas, o inevitable y falsamente olvidadas, saldrán a la luz de nuevo, tomando un nuevo rumbo. Tan sólo seguiré la única ley que me ha guiado siempre, la de dar derecho, como Werther, a la verdad de los sentimientos. Los míos se encuentran ahora en un viaje lejano, con la persona que más he amado nunca, con la persona que ocupa el centro de mi corazón, de mis pensamientos, de esos sentimientos, y no porque renuncie, o porque sea una obligación, sino porque establecimos la libertad como centro de la vida, y la generosidad como fuente del amor. Es así, la amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario