¿Coronavirus? ¿Covid 19? ¿Qué entidad real de importancia tiene?
Me despierto, observo, y lo que está pasando no me parece real. Tres días de confinamiento en estado de alarma y las personas poco a poco, con el triunfo del miedo, se tornan más agresivas.
Lo que hace escasamente un mes considerábamos comportamientos de locura, ahora tienen cabida en la plaza pública: convocatorias para tirar desde las ventanas cosas a los viandantes -aunque tuviesen motivos justificados para salir-, personas gritándose en Mercadona reprendiendo que una madre vaya con su hijo a comprar, quizás porque no tiene con quién dejarlo, etc.
Yo, sinceramente, como filósofa, y mientras me permitan seguir ejerciendo la libertad de expresión, considero que mi deber es presentar una forma de ver el problema que va mucho más allá de las emociones del miedo.
Les insto a leer la página web Worldometer (
https://www.worldometers.info/), que es una página de datos sobre cuestiones generales a nivel mundial, como número de nacidos, de muertos, de enfermos..., y que está basada en los datos que proporcionan los gobiernos. Ahí podemos observar lo siguiente, hablando de "epidemias". En lo que va de año, 2020, han muerto en el mundo por gripe 104.000 personas, por VIH 362.000 y por malaria, aunque esta no sea ocasionada por un virus, sino por un parásito, 211.000 personas. De coronavirus en lo que va de año tenemos 9.000 muertos en el momento en que estoy escribiendo este artículo de opinión.
¿No suena extraño todo eso? ¿Realmente estamos ante una amenaza brutal de un virus para el que tengamos que estar confinados durante un mes mínimo toda la población? ¿Realmente es necesario pensar que seguramente muramos antes de coronavirus que de gripe? ¿Es necesario vivir con miedo? ¿Es necesario paralizar el sistema económico capitalista para que al final la crisis económica que se genere la acaben pagando los mismos?
En el fondo no se trata de un peligro real de las personas ante el virus. De hecho, lo que pasará es que acabaremos creando la llamada "inmunidad de grupo" y el virus desaparecerá, mutará y llegará otro.
En el trasfondo de todo esto estamos ante un problema de corte muy diferente, con matices diversos, y aquí les voy a presentar los que yo veo:
1. El problema del coronavirus es que, a diferencia del VIH o la malaria, es una enfermedad que toca de lleno al mundo occidental. Mientras hasta ahora estábamos acostumbrados a observar enfermedades que afectan a países "subdesarrollados" y lejanos, normalizábamos la cantidad de muertos. Por ejemplo, para la malaria, aunque no existe vacuna, existen profilácticos, pero las personas mueren en tales cantidades, porque no tienen acceso médico a esos profilácticos. Y es que, sí, somos siete mil millones de personas en el mundo, no hay medicinas para todos y, sí, mientras mueran los que no sean occidentales, todo nos parece normal y aceptable. Lo mismo sirve para el VIH.
2. Entonces esta crisis no es de un virus mortífero que me va a matar, sino que, en el trasfondo, es una crisis del Estado de bienestar. Todo este confinamiento se ha liado para evitar que haya masificación en los hospitales y no se puedan atender a las patologías graves, que no son el coronavirus. Desgraciadamente y aunque las personas no lo vean con la desinformación y la manipulación que se ha generado a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, sigue habiendo personas con cáncer, enfermedades cardíacas, etc.
Así es, el mundo occidental por primera vez tiene miedo porque se enfrenta a la cruda realidad de la burbuja que ha creado, y es que no es sostenible.
Por mucho que no se quiera, existirán los virus, que sirven en la naturaleza para equilibrar el medio y controlar el exceso de población. Por mucho que no se quiera, moriremos las personas por algún motivo, porque la muerte forma parte de la vida. Por mucho que se quiera, la medicina puede en cierta medida intentar salvar vidas en contra de los dictados de la naturaleza, pero no es todopoderosa ni puede acabar con una epidemia. Por mucho que se quiera, el humano NO es TODOPODEROSO. Por mucho que se quiera, somos siete mil millones de personas en el mundo, con cada vez más facilidad de movilidad, y con el mismo deseo todas, poder vivir con privilegios. Y, sí, la burbuja se está pinchando.
3. Y ahora yo me pregunto, si todos deseamos tener una sanidad que nos cure a todos de todo, o al menos que lo intente, si el desarrollo de la economía en la mayor parte de las culturas es la capitalista, y si paralizamos de una forma intervencionista el desarrollo de la economía en seco, ¿nadie se ha preguntado de dónde va a salir el dinero para mantener esa sanidad que queremos todos? Sale un gobernante en la tele prometiendo el oro para paliar la crisis con cara descompuesta y aludiendo a la emocionalidad de las personas, y nosotros nos creemos que el dinero va a llover del cielo, por generación espontánea, o por arte de magia, pero la realidad no es así. Voy al decreto de medidas para paliar la crisis del coronavirus y me molesto en leerlo completo
(
https://boe.es/boe/dias/2020/03/18/pdfs/BOE-A-2020-3824.pdf#BOEn) y me doy cuenta de la cruda realidad. Sí, vivimos en una burbuja en la que cada vez van a caber menos, porque no se sostiene. Un mes de posposición de pagos para autónomos que hubieran cotizado digamos poco el mes anterior al decreto. ¿Estamos de broma? ¿Cuándo comienza la crisis si no con la paralización en seco del desarrollo de la economía? Sigamos, posposición de un mes de pagos de servicios de luz, agua y gas para personas en situación de vulnerabilidad -si leen el decreto son cuatro gatos-. ¿Un mes? ¿Esto es una broma? Y sigan leyendo, les invito a ello.
Entonces, sí, definitivamente esta crisis la van a pagar los de siempre. Aquellos para los que los ERTE se conviertan en ERE sin percibir la indemnización por años trabajados y por causas de fuerza mayor y las pequeñas y medianas empresas que se vayan al garete por no poder abrir.
Quizás esto no lo vemos ahora, porque nos han hecho pensar que estamos expuestos ante un peligro de muerte inminente, y vivimos con ese miedo. Es comprensible el miedo, yo también lo tengo, forma parte del ser humano. Sin embargo, conviene pensar un poco más allá siempre. A mí no me gusta vivir engañada y, bueno, creo que se está pretendiendo. El mayor engaño no es pensar que el coronavirus va a acabar con nuestra vida, sino que nos hacen vivir creyendo que la muerte no existe y que un ente ajeno se va a hacer cargo de garantizarnos algo en contra de ella. Pero ese ente no es más que el conjunto de nosotros, de nuestros impuestos que financian la sanidad pública. En una sociedad del consumo, sin consumo no hay trabajo, sin trabajo no hay dinero, sin dinero no hay impuestos y sin impuestos no hay sanidad.
Paralizar el mundo no creo que sea la mejor opción. Ojalá me equivoque.