17 ago 2020

AmoR

Roma

El color tostado de la tarde que cae. Todo en ti guarda la raíz de la tierra. Piedra sobre piedra, la historia en tu seno enraiza el aire de la tristeza por la pérdida de mí país, el que conocía, el que ya no existe. Y tú, con tus ojos de traviesa, con las cicatrices, abrazas el tiempo, mostrando en una mirada a cualquier rincón de tu alma, que no existe la pausa, que se construye sobre el pasado, que se existe creciendo. Gracias por la madurez de tu cuerpo. Hace veinte años que te amo, pero ahora el hilo rojo que une tu corazón y el mío puedo sentirlo vibrar desde una calma humildad. Como si fueses Ariadna, como si yo apenas hubiese salido del laberinto. 

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