15 ago 2009

Estrella de Diego. Vacaciones

Henri Matisse, Le paravent mauresque. Philadelphia Museum of Art. 1921.




Si, como yo, han tenido que quedarse en casa este verano, no desesperen. Piensen en los que se pelean en estaciones y aeropuertos, y disfruten luego de su rutina, tan agradable, en una ciudad vacía; piensen en unos museos llenos de obras donde pasar las vacaciones. Les propongo una fórmula para irse lejos sin sufrir las incomodidades del trayecto: viajar con la vista y la imaginación. ¿Qué tal mudarse un rato a un cuadro? A los que anden por Madrid les sugiero dos de mis pinturas favoritas para este verano, pero seguro que el resto tiene una obra especial en cada una de sus ciudades. La primera es la Anunciación de Fra Angelico en el Prado. ¿Ven los colores delicados, el contundente azul de ultramar salpicado de oro, la transparencia de los rostros, la escena prodigiosa, esas telas de una sutileza fuera de toda descripción? ¿Y el gesto y los arcos y la meticulosidad de las plantas? ¿Lo ven? De repente no hay nada más alrededor: es el encuentro con la obra, entrar en ella. La imaginación se va llenando de historias, conocidas o inventadas. ¿No es cierto que hemos viajado tan lejos como se pueda imaginar, en el tiempo?
Y, apenas unos pasos más allá, la segunda propuesta: el Biombo morisco de Matisse en la exposición de la Thyssen que con tanto acierto ha comisariado Tomás LLorens. Entremos. En este óleo cada lugar de lo cotidiano se ha vuelto exótico, ¿verdad? Las telas, las alfombras, el biombo mismo nos hacen soñar con países lejanos, pasiones de coleccionista, de harén, como las que expresa otras veces el pintor. Y ese espacio quebrado... Sorprendente. Cada cosa parece sostenerse inestable entre la densidad de tejidos. Pienso de pronto en el delicioso libro de Nieves Soriano, Los viajeros románticos a Oriente (Universidad de Murcia) : buen complemento para este viaje por la otredad su conversación con Delacroix o Flaubert.
¿Que han visto estos cuadros infinitas veces? Mejor. Se trata de acercarse de otra manera: sentirlos con los ojos. Porque mirar una obra, algo que parece tan obvio, es desdichadamente cada vez más raro -hasta creo que acabo de plantear una excentricidad para algunos-. Quiero que me enamore lo que veo, que me ofusque, que haga que mi corazón vaya deprisa cuando presiento el encuentro al ir avanzando por las salas. Lo confieso, me gustan los museos y las obras de los museos. Me gusta que las cosas me entren por los ojos apasionadas y violentas; que me quiten la respiración y me invadan la retina. Ya ven, así de antigua soy. Por eso no me gusta el nuevo Guernica: me parece un poco un cromo grande.
Aunque trato de mirar cada imagen con la misma intensidad -al fin y al cabo lo he aprendido todo de los libros de Abby Warburg, el historiador alemán que supo mirar sin jerarquías-. Pero, aprendiendo de Warburg, trato de distinguir entre un recorte de periódico y la Primavera de Botticelli -él lo hacía-. Sobre la pasión por mirar más allá de las teorías estériles y sobre el moverse cómodos entre "documentos" y "obras de arte" tratan los libros que acaban de publicar dos de nuestros más inteligentes historiadores. El primero, El objeto y el aura (Akal, 2009), muestra a un muy lúcido y sorprendente Juan Antonio Ramírez revisando el falso origen de la modernidad como un sistema sin sistema. El segundo, Estudios antiguos (Machado Libros, 2009) de Juan José Lahuerta, es una especie de apasionante historia visual a través del cuerpo, regresando a algunos de los temas más audaces que prometía su trabajo sobre Gaudí. No dejen de leerlos..., son una forma estupenda de irse de vacaciones mientras el vecino se consume en el atasco. Feliz verano.

12 ago 2009

Cuaderno 14 de la Fundación M. Botín: "Las ideas del arte. De Altamira a Picasso"


Ha salido a la luz el número 14 de las publicaciones de la Fundación M. Botín con el título Las ideas del arte. De Altamira a Picasso. En este libro se reúnen los textos correspondientes a las X Lecturas de la Fundación M. Botín que tuvieron lugar en julio del 2008. Con textos de Remo Bodei, Jean-Paul Colleyn, Francesco Dal Co, Estrella de Diego, Manuel González Morales, Francisco Jarauta, Juan José Lahuerta, Irving Lavin, Pedro Medina, Juan Antonio Ramírez y Delfín Rodríguez, y con un anexo de imágenes en color, se hace un recorrido a través del arte en sus diversas facetas que da luz a una reflexión contemporánea: la correspondiente a la historia de las ideas.
Aquí les dejo el índice en sus lecturas del verano:

1. IRVING LAVIN, "La(s) litografía(s) de "El toro" de Picasso y la historia del arte al revés".
2. MANUEL GONZÁLEZ MORALES, "Altamira como arte primitivo: un conflicto de mentalidades"
3. JEAN-PAUL COLLEYN, "La forma y lo informe en el marco de un culto bamana de Mali".
4. REMO BODEI, "Ante lo sublime: arte y naturaleza"
5. FRANCISCO JARAUTA, "A la sombra de la ninfa de Warburg".
6. JUAN JOSÉ LAHUERTA, "Pintura contra imagen".
7. JUAN ANTONIO RAMÍREZ, "La espiral del porvenir: Babel, Tatlin, Smithson".
8. FRANCESCO DAL CO, "El Museo Guggenheim: de templo del arte no objetivo a museo global".
9. PEDRO MEDINA, "Paisajes del acontecimiento. Modos artísticos de hacer mundo".
10. ESTRELLA DE DIEGO, "Manual para un turista triste".
11. DELFÍN RODRÍGUEZ, "Retratos sin rostro: sombras de artistas".

11 ago 2009

Ayn Rand


Recreándose con películas clásicas en el tiempo libre, uno descubre también mujeres que contribuyeron al desarrollo del cine a través de la filosofía y la literatura. Tal es el caso de Ayn Rand, rusa de nacimiento, que defendió, a principios del siglo XX, la filosofía que gustó llamar "Objetivismo". Ésta expone un sistema que se podría resumir de la siguiente forma. Desde el punto de vista del conocimiento, es defensora de la Razón humana. Desde el punto de vista de la metafísica, es defensora de la existencia de una realidad objetiva que puede ser conocida por el ser humano a través de su Razón. Éticamente hablando, es defensora de la defensa radical de los actos del individuo frente a los actos impuestos por la sociedad. Y políticamente hablando es defensora de la estructura basada en la economía del capitalismo más radical del dejad hacer, dejad pasar. Esto es, se posiciona en contra del intervencionismo del Estado en las decisiones político-económicas de los individuos.
En cierta medida, para Ayn Rand es suficientemente social la aportación individual de un ser humano creativo, a pesar de tener que ser defendida en su individualidad, en tanto deja a la sociedad y a su futuro lo que ha creado.
Sobre Ayn Rand tenemos múltiples obras. En cuanto a las filosóficas, en castellano puede leerse La virtud del egoísmo. En cuanto a las literarias, si acaso más sugerentes que las filosóficas en tanto que las aplica a un contexto ficcional determinado, podemos leer El manantial y La rebelión del Atlas. Sobre la primera de estas dos se hizo una adaptación cinematográfica dirigida por King Vidor, protagonizada por Gary Cooper y Patricia Neal, y cuyo guión fue adaptado por la misma Ayn Rand. Una gran aportación que podría resumir su filosofía es la defensa que hace Gary Cooper de sí mismo en la última escena:

4 ago 2009

Chantal Maillard


Ardo, y no sé decir
hacia dónde me proyectan las llamas,
que no son llamas sino un puro arder en mí
que me impulsa hacia fuera, o
hacia otro adentro. Ardo,
y me adentro en la fuente ardiente,
ese centro de amor que fuerza a derramarse,
y es dolor no saber dónde termina, dónde
descansar o anonadarse, perderse en el vértigo.
No hay término, no hay quién,
hay tan sólo recodos que devuelven a lo mismo.
No hay en quien terminar de arder:
todos son transparentes.
Paso a través de ellos
sin hallar otro fin, o la compuerta,
o la paz definitiva.
El gozo es dolor porque es puro proyecto.
Las llamas sólo podrán disolverse
en sí mismas. Soy
un animal enloquecido que danza sobre el fuego
de su propio nacimiento, mis pies
arrancan de la tierra y en la tierra late
el eco de mi propio latido.
Voy supurando amor
por todas mis heridas y no creo,
ya no puedo creer
que el ansia de infinito
se cure indagando en la llaga.

(De
Lógica borrosa)

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Conjuro para andar de espaldas a uno mismo

Siempre creí que avanzar se lograba
poniendo un pie delante de otro y luego volviendo a empezar,
pero no sé por qué, siguiendo este procedimiento,
siempre acababa más lejos del punto al que me dirigía.
Avanzar hacia un hombre en línea recta
era la forma más segura de perderle de vista;
correr hacia un objeto delicioso bastaba
para abrir un vacío proporcional a su atractivo.
Si quería tocar la nieve en la montaña
e iniciaba el ascenso con la vista en las cumbres,
me hallaba descendiendo un valle tibio y fértil
con tímidos arroyos de glaciares.
Y si me sumergía pensando atravesar
a nado cualquier río, desembocaba, inevitablemente,
en el lugar exacto de donde había partido.
Fue doloroso comprobar cuánto de cierto había
en las palabras del sabio Zenón;
no eran para mí ninguna paradoja
sino una evidencia que debía asumir:
nunca saldría disparada
la flecha que apuntaba al blanco;
yo nunca lograría llegar de esta manera
donde ponía el ojo o el deseo.
Tampoco lo logré siguiendo
los consejos de un célebre filósofo versado en matemáticas:
ni describiendo una elíptica breve,
ni caminando en zig-zags o en círculo
dejaban de escaparse las cosas que anhelaba,
vaciarse los lugares y los escaparates
o borrarse del mapa de mi mano
los posibles amantes o destinos.
Debí desesperarme. Debí perder las esperanzas.
Y supe que era bueno.
Probé a mirar de soslayo las cosas y a los seres que amaba
a asomarme a su mundo sin ninguna intención.
Me puse a caminar de espaldas a mí misma
y de repente el mundose demoró en mis manos.

(De
Conjuros)
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Llevo acostada largo tiempo

en la orilla. Mis pechos

son colinas cubiertas de hoja seca.

Levanto la cabeza y me contemplo:

en mis muslos el vello a punto de ser vello,

me incorporo: la hierba a punto de ser hierba,
doy un paso y despierto al agua
a punto de ser agua,

se asusta un ave negra a punto de ser ave a punto

de ser negra...

Un resplandor me ciega:

el bosque me contempla, a punto de ser bosque,
a punto de ser tuya.

(De Hainuwele)


1 ago 2009

Lola Iturbe


Un día como hoy, en 1902, nació Lola Iturbe. Lola destacó a lo largo de su biografía por ser una luchadora en contra de las injusticias y a favor de la igualdad. Desde que a los 14 años, cuando trabajaba de pantalonera, se afilió a la CNT, Lola abrió un camino en el que actuaba como sindicalista libertaria y militante anarquista.
Su lucha se definió también y especialmente en el ámbito de su género. Publicó La mujer en la lucha social, y contribuyó a organizar el Casal de la Dona Treballadora.
Durante la guerra civil, participó en el Comité de Milicia Antifascista, siendo corresponsal de guerra. En 1939, acabada la guerra, se exilió en Francia para luchar contra el nazismo.
Con sus propias palabras autobiográficas: Participé en el movimiento anarquista desde mis mejores años de juventud, prestando asistencia a los presos, participando en las manifestaciones y, más tarde, en el desenvolvimiento de mi formación, en reuniones, mítines y conferencias... Acompañé y asistí en su celda, hasta horas antes de que fueran ajusticiado a garrote vil, en la madrugada del 10 de noviembre de 1924, a Juan Montejo y a José Llácer. Tomé la palabra en actos públicos, como en el mitin celebrado en el Palacio de Exposiciones de Montjuich, en el que hablaron Domingo Germinal, Ascaso y Durruti... Colaboré en algunos de nuestros diarios y revistas firmando con el seudónimo de `Kyralina´ en homenaje a la famosa novela de Panait Istrati . Fui secretaria del Sindicato del Vestido de Barcelona. Ayudé a mi compañero `Juanel´ en sus tareas en la editora Tierra y Libertad, así como también, más tarde, como administrador de la misma... Pasé muchos apuros económicos e incontables sufrimientos morales con la vida de lucha que `Juanel´ ha llevado durante casi toda su existencia. Detenciones, fugas y diecisiete encarcelamientos; traslados forzosos de domicilio y de país, siempre acompañada de mi madre imposibilitada y de nuestros hijos. Durante la guerra no realicé otras actividades que visitas a los frentes desde donde escribía algo... En el verano de 1938, atendí a la anarquista norteamericana Emma Goldman (...). Anteriormente, recién terminados los trágicos sucesos de mayo del 37, pasé a formar parte de la oficina Jurídica de la CNT, desde donde intervine en la localización y libertad de varios presos nuestros y del POUM, que habían sido recluidos en las `Chekas´ de los comunistas... Después de terminada la guerra, el éxodo y los largos, larguísimos años de exilio, agravados por los siete años de prisión a que fue condenado `Juanel´ cuando regresó de nuevo a España en 1946, intentando una vez más luchar por nuestras ideas...
Carta incluida por Juan Llarch en Cipriano Mera. Un anarquista en la guerra de España, Euros, BCN, p. 47.