30 jul 2006

La Estela de los Viajes


Entre los días 24 y 28 de julio se ha celebrado en Santander el curso de verano organizado por Francisco Jarauta cada año en las universidades de verano de esta ciudad. Este año, bajo el título La Estela de los Viajes. De la Historia a la Literatura, se han reunido pensadores de los más competentes a nivel mundial y global: Carlo Ossola, Javier Teixidor, Juan Gil, Joan Pau Rubiès, Brian Stock, José Ángel García de Cortázar, Consuelo Varela, Francisco Jarauta y Marc Augé. Todos ellos han recorrido la forma y los giros del viaje a lo largo de la historia, desde la misma Antigüedad occidental, a través de los viajes de Ulises o Alejandro Magno, hasta el turista de masas y etnólogo actuales. Hemos pasado por las cuestiones del éxodo, del peregrinaje, del comercio, del descubrimiento, de la sensación del sujeto, de la inmigración, todo hilado reflexivamente por las cuestiones de la metamorfosis y de la experiencia sobre las que se construye la esencia definitoria de los viajes.
Una verdadera joya en el mundo del conocimiento tanto para quien trabaje sobre estas cuestiones como para el nuevo lector, ya que se dirige directamente al mundo de la curiositas.
Por otro lado, como de costumbre, el grupo de amigos que se organizaba en torno a estas sesiones dio lugar al ya esperado manifiesto de cada año, leído en el acto de la entrega de los diplomas, preparado por el Collegium de los Invisibles, y en el que se reunían los detalles y sensaciones que más habían marcado el viaje de los asistentes a través del conocimiento.
Además, este año se completó el interés de la experiencia de este viaje con la distribución por parte de los asistentes del lúcido texto publicado por Sami Naïr en el País del 14 de julio del 2006 sobre la cuestión palestina, que abrió el ámbito político a las inquietudes del viaje.

21 jul 2006

Por una ética comunitaria 1


Hace ya unos cuantos días que no escribo las vivencias o expresiones de este blog. Pasé unos días en Valencia, y escuché, entre otras cosas, una conferencia de Adela Cortina sobre la ética del consumo que me marcó llegando dentro. Esa mujer es realmente coherente. Me parece poseedora de una integridad y de una dignidad inigualables, al menos en la exposición oral. Habló de la necesidad de la construcción de la persona. Eso me dio que pensar, en fin, siempre he querido construir una ética, y últimamente, desde que llegué de París, habiendo dejado tantas cosas que amaba allí, me sentía desbordada por la oscuridad de un mundo sin ley en el que estaba viviendo. Necesitaba tan sólo pensar en todo, construir la ética que me construya como persona en un mundo que, desde mi punto de vista, debe ser pensado como comunitario.
Decidí retirarme unos días al pueblo de mi abuela, en la profunda Mancha, y de cuyo nombre no quiero acordarme. Aquello me dio un espacio de reflexión para empezar a construir esa ética. Desde la lectura de la Educación sentimental de Flaubert, hasta el estudio de árabe, desde la restauración de la antigua bicicleta de mi madre hasta el irme a las 6 de la mañana a rebuscar ajos, desde el dolor de los atentados, ya guerra, de Israel en el Líbano, con tanto descaro injustificado desde mi punto de vista, hasta el dolor por la pérdida de la fe en el respeto de ciertas personas, organismos, estados a los acuerdos comunitarios, internacionales, interestatales, he llegado a las siguientes conclusiones:

1) He llegado a la conclusión, y por ahí empiezo, de que no soy una persona egoísta, desde mi punto de vista, y teniendo en cuenta el horizonte comunitario.

2) Considero que tengo muy en cuenta a los demás, que me baso en el respeto a la diversidad y a las opiniones de las personas, y que no las juzgo moralmente desde ningún esquema. El respeto y la libertad siempre han estado a la base de lo que he concebido como la forma de establecer relaciones comunitarias, soy coherente con esto, y me gustaría construir una sociedad basada en esos dos principios éticos.

3) Existen ciertos puntos en los que a veces me he considerado o me han juzgado egoísta, fundamentalmente en la cuestión del amor y la sexualidad, atisbando en ello una falta de consideración con los demás (léase la comunidad). (Estas reflexiones las aplicaría no sólo a mí, sino a todo ser humano en la ética común. Hoy hablo de universales, que pueden destruirse, cuestionarse y cambiarse, claro).

4) No creo en el amor como unión con la divinidad a través de una persona que salva de las penas de este mundo. No creo que el mundo esté lleno de penas, ni creo que deba pensarse a las personas en términos reduccionistas, literarios y comparativos con lo que concebimos como divinidad. Las personas somos más complejas, mucho más que eso, y merecemos un trato más flexible.

5) Sí que creo que existan sentimientos, porque los vivo y sé que otros los viven a través de su diálogo y expresión de los mismos. Esos sentimientos no son unívocos, ni definibles, e incluso son contradictorios. He aprendido, con los años, que esos sentimientos no deben tomarse al pie de la letra, esto es, que querer a las personas es más que sentir siempre empatía y amor hacia ellas a todas horas, y que por sentimientos de malestar que a veces vengan no se va a dejar de quererlas. A fin de cuentas las relaciones comunitarias se basan en un diálogo, que no siempre lleva a un común acuerdo directo, sino que hay que ir encontrando los términos de entendimiento.

6) En la ética comunitaria todo es dialogable, porque se parte de sujetos individuales que desean llegar a un común acuerdo de convivencia y amor con los demás, acuerdo que se basa en el don y en la voluntad de llegar a entenderse.

7) Esos sujetos individuales que hablan tienen una corporalidad, una privacidad, una entidad por sí mismos. Son Juan, son Marta, son Nieves, etc. Y esas corporalidad es innegociable. Esto es, Juan, Marta, Nieves hablan para entenderse basándose en la voluntad de hacerlo y en el don que ofrecer (el cual se va construyendo poco a poco), pero Juan, Marta, Nieves no pueden negociar con su propio cuerpo, porque desde ahí no se basa el entendimiento del diálogo y el don, ya que sin esa integridad corporal no existiría, estaríamos hablando, entonces, de mercancías. Marta no puede dar su hígado a Juan para entenderse y mostrar su afán de comunidad, ya que, sin su hígado, que forma parte de su cuerpo, no podría existir. Sí podría ofrecer una parte del mismo, si Juan o Nieves lo necesitasen para vivir. Y porque Marta no ofrezca su hígado a Juan o Nieves no es egoísta.

8) Otro caso, a otro nivel, Marta puede acariciar a Juan o Nieves con sus manos mostrando cómo los quiere y los considera presentes y cercanos, pero no puede estar todo el día acariciándolos con sus manos, porque tiene que hacer otras cosas, tiene que trabajar, y también desea acariciar a otras personas a las que también quiere. Y porque no esté todo el día acariciando a Juan y Nieves ellos lo van a considerar egoísta.

9) Por último, que es donde quiero llegar, Marta tiene unos órganos sexuales, que son parte de su cuerpo, al mismo nivel que todas las partes de su cuerpo, su hígado, su mano. Marta descubrió hace ya años cómo podía hacer uso de esa parte de su cuerpo para proporcionarse placer, y para dar y compartir placer con otros. Marta ve a Nieves, y, entre otras cosas, se acuestan juntas, porque se aprecian, se consideran presentes, y quieren darse placer mutuamente. Pero Marta no puede estar todo el día acostándose con Nieves, porque tiene que hacer otras cosas, tiene que ir a trabajar, y quiere acostarse también con otras personas que aprecia. Nieves no va a considerarla egoísta porque no se acueste sólo con ella y a todas horas, ya que los órganos sexuales de Marta pertenecen a su cuerpo, y a ellos no puede renunciar en su individualidad para construir una ética común, ni puede negociar con ellos, ya que se estaría hablando, no de ética comunitaria, sino de transacciones de mercancía.
Quizás Marta un día tan sólo sienta el deseo de acostarse con Nieves, porque ella ocupa todo su deseo de expresión sexual, pero eso es algo que Marta da si lo siente, es un don, no es algo que se negocie ni esté escrito en ningún lugar en la ética comunitaria, ni como obligatorio ni imperecedero.
Y esta sexualidad no pienso que deba el sujeto perteneciente a la comunidad esconderla, tabuizarla, porque es parte de su corporalidad; no creo que en la ética comunitaria de la que hablo el sujeto tenga que esconderse de los actos que pertenecen a su corporalidad como algo prohibido.

10) Así que pienso que todas las personas dialogantes deben considerar su propio cuerpo como base de la ética común, que ese cuerpo es innegociable en una ética social, y que negociar con el mismo no es algo comunitario, sino todo lo contrario, dar entrada al fetichismo de la mercancía y a la propiedad privada propia del capitalismo.

12 jul 2006

La Música

La música es el lugar que ha adornado las últimas horas del día, llegando en los momentos en los que la noche hace que las barreras que pone el día al corazón se vuelvan porosas. Así la emoción ha tocado directamente el corazón.
Anoche regresé de escuchar a María Ángeles tocando unas piezas de Bach en un órgano de Iglesia. Poca luz entraba por la vidriera de aquella estancia, la oscuridad daba fuerza al sonido del roce de sus zapatos con las teclas del teclado de los pies. Esos zapatos de piel blanda que marcaban el ritmo con el que ella vivía la música de Bach, adornando las melodías de éste con el ritmo de su latido.
Esta mañana me despierto, y, antes de viajar a Valencia, me encuentro un correo de Noemi en el que me enviaba una versión preciosa de la Llorona cantada por Chavela Vargas. Habíamos hablado de esta fantástica canción tantas veces, pero no hay más emoción que la que entra recién levantada directamente dentro.
Me llevo la emoción de la música estos días a Valencia.

9 jul 2006

Ghost in the Shell. Mamoru Oshii


La película Ghost in the Shell, adaptación al cine por parte de Mamoru Oshii del manga de Masamune Shirow, se configura como un lugar de reflexión sobre los problemas de la identidad futura, de la memoria colectiva, de la autopertenencia, de lo privado y de lo público en un mundo cibernético en el que los límites de la ética son planteados.
Ciudadanos de dudosa pertenencia a lo humano, algunos de ellos manipulados para ampliar sus cerebros, otros siendo los llamados espíritus de informática que buscan un cuerpo en el que habitar, todos conectados a una red en la que los pensamientos se convierten en algo accesible para la alteridad. La identidad propia queda escindida, los niveles de privacidad, la capacidad de hacer autobiografía, todo lo que tenga una relación directa con lo que hoy día consideramos lo humano. En cada uno de los seres de ese mundo puede meterse la figura del pirata informático, que duplica espíritus, que los manipula para conseguir información secreta de cuestiones políticas de estado, por ejemplo.
Una película sin desperdicio alguno que plantea los oscuros límites de la ética tecnológica, que se mueven en terrenos que van más allá del bien y del mal. No se la pierdan.

7 jul 2006

Puaf! Bah! y otras onomatopeyas


Ya no pueden comprimirse los tiempos tratando de luchar por lo que uno cree; ya no puede tornarse violento el deseo de tener los objetos e historias; ya no se puede luchar tratando de conseguir lo máximo en lo que se hace; tantos y tantos factores se escapan de nuestras manos; la experiencia proporciona el justo poso escéptico para que ya esas cosas puedan mirarse de otra forma. En ese instante es cuando uno se disfraza en el teatro del mundo.

6 jul 2006

Totoro


¿Cuántos relatos eróticos podrían escribirse a la persona que se ama desde la distancia de la mirada? ¿Cuántos desde el centro del recuerdo? ¿Cuántos observándola tras la barra de un bar imaginario esperando que cruce un segundo nuestra mirada? ¿Cuántas palabras podrían dedicarse a sus gestos, ropas, zapatos? ¿Cuántas cuentos de yokais podrían contársele? ¿Cuántas palabras se quedan en el olvido para no molestarla?

5 jul 2006

Lo íntimo


La intimidad llega cuando crecen tallos sobre la memoria del cuerpo. La intimidación, lo íntimo está allá, lo crean las experiencias con las personas, y sin embargo a ellas les resulta inaccesible el camino hacia el conocimiento de lo interno. Es como un artista ciego que tienta obcecadamente su obra, sin saber nunca del todo cómo es. Aunque me contó en una ocasión el gran capitán Nemo que una vez acompañó a un amigo ciego al Prado. Para todo existe un camino de salida distinto, en el que crecen los bosques inmensos del fragmento.

4 jul 2006

Nausicaa


¿Alguna vez han cogido intimidad con un cyborg? Entre aquellos replicantes algunos tienen sensaciones y sentimientos. Pueden, incluso, expresar sus orgasmos. Tan sólo es cuestión de descubrirlos. Llevo días recorriendo ciudades de España buscándolos. Soy jefa de una misión utópica que el gobierno mexicano me encargó. Estoy en un lugar en el que el calor es insoportable, quedan restos de la antigua civilización humana, sobre los que gigantes chicharras entonan sus melodías. Al principio me resultaban difíciles de escuchar cuando caminaba casi sola inspeccionando las calles desérticas, finalmente se aprende a vivir con ellas, y se las llega a amar. Sigo la filosofía de mi maestro Mizayaki en Nausicaa. Japón, todo un mundo por descubrir.
Siento un amor inmenso estos días que camino de allá para acá. Un amor que no tiene centro, que se dispersa por todos los cyborgs que voy conociendo, amo la máquina de la humanidad.