Hoy me permito el lujo de escribir en primera persona, sólo hoy. No hay nada más bello que trabajar en lo que uno cree, y creer en lo que uno hace. El tiempo no existe entonces, no hay condiciones. La subjetividad se diluye en lo social, y ya no importa ese egocentrismo de quien se mira constantemente a sí mismo. Renace la humanidad que en ocasiones perdemos en estas sociedades de individuos. Las preguntas van ligadas a respuestas comunitarias. De un tiempo a esta parte he descubierto algo nuevo de la vida, algo maravillosamente nuevo. Cuando soy en el trabajo hacia los otros, compañeros, alumnos, sin dejar de ser yo, crece en mí un jardín inmenso. Es amor, no tiene objeto, es simplemente el inmenso jardín del amor que llena todo lo que existe en este pequeño camino de la vida.
1 comentario:
Te leo.
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