Si buscas el augurio de la fraternidad,
no mires los ojos tristes de los paseantes.
Desfiguras arrugadas viviendo pasados trágicos,
devienen ciegos de su presente.
El amor ya no cabe en sus corazones,
vivieron tanto que sus ojos se tornaron blancos.
El grito de Antígona no puede conmoverles,
ni un llanto desesperado a la mañana.
Por mucho que construyas espacios,
tus pequeñas posibilidades no son nada.
Vivieron tanto, sí, que sus ojos se tornaron blancos.
Efímeras relaciones de encuentros vacíos,
y regresar a casa besando la soledad.
El yo, el ego, lo mío, lo propio,
son términos de augurios felices.
Míralos, desfiguras arrugadas.
Caminan en el sino de la cultura occidental.
no mires los ojos tristes de los paseantes.
Desfiguras arrugadas viviendo pasados trágicos,
devienen ciegos de su presente.
El amor ya no cabe en sus corazones,
vivieron tanto que sus ojos se tornaron blancos.
El grito de Antígona no puede conmoverles,
ni un llanto desesperado a la mañana.
Por mucho que construyas espacios,
tus pequeñas posibilidades no son nada.
Vivieron tanto, sí, que sus ojos se tornaron blancos.
Efímeras relaciones de encuentros vacíos,
y regresar a casa besando la soledad.
El yo, el ego, lo mío, lo propio,
son términos de augurios felices.
Míralos, desfiguras arrugadas.
Caminan en el sino de la cultura occidental.
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