Etiopía
El sueño, perdido, bucea fronteras de viaje. Es como el corazón del regreso. Se haya navegando mares de sentimientos que poco a poco alcanzan su poso. El viaje que no tatúa el corazón no es viaje. Y el tatuaje es como una llave. Se abre al verbo que claudica palabras de Amor, nombres propios, ciudades, personas, caminos de Luz, esperanza íntegra. Entonces, con la mirada luminosa, sabemos que somos mejor personas.
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