16 dic 2006

Por Turquía


Para los que no la hayan visto, merece la pena la película El señor Ibrahim y las flores del Corán de François Dupeyron, inspirada en la novela de Eric-Emmanuel Schmitt. Un lugar en el que se encuentran dos vidas, la de un señor mayor con la de un adolescente en uno de los barrios más bellos de París. Algunos paseos por la ciudad, muchísimos por sus afueras, donde se encuentra la realidad que se trata de esconder con la limpieza extrema del centro histórico. Y un pequeño viaje lleno de paisajes, de vida, de sueños: Turquía. Cuando al fondo, en el atardecer, sobre el horizonte de Istambul se escuchan los cantos de la llamada al rezo desde la Mezquita Azul, el corazón se llena de sentimientos como un haz incandescente que explota o implota en recuerdos que son de los sentidos, de las sensaciones, de la experiencia, del amor y el sueño.

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