Murcia
Porque caminas de luz el horizonte. Porque recorres de deseo las calles del olvido. Porque vibras de ondas de futuro. Y a veces perfumas de asfalto las pupilas. Porque eres tan cándida como el ocre barroco de tu templo sagrado. Porque venero de azul de mármol tu terrazo. Porque si a una ciudad pudiese amarse, caería tan rendida en tu lecho como me hallo ahora.
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