Este año empiezo en un nuevo instituto, el IES Sixto Marco de Elche. Y empiezo con muchísima ilusión de estar en un centro nuevo con una forma de funcionamiento diferente, ya que de eso SIEMPRE SE APRENDE. Aprobé
las oposiciones de filosofía. Pero eso no me exime de que este año, por una serie de circunstancias políticas, vaya
a dar sólo dos horas de mi materia en 1º de Bachillerato para impartir clase de francés en 1º
de ESO, castellano e inglés en 1º, 2º y 4º de ESO. Es una extraña
situación, ciertamente. Las personas se echan las manos a la cabeza
cuando les hago el relato completo. Sin embargo, yo estoy muy
ilusionada.
¿Por qué? Primero porque me
emociona hacer frente a retos, porque de ellos SIEMPRE SE APRENDE. Y,
segundo, y más importante, porque a un profesor lo que le agrada es
ENSEÑAR, simple y llanamente. Hacer que sus alumnos crezcan y aprendan
de lo que sabe. Y ésta es la parte que siempre olvidamos cuando hablamos
de un profesor. Que AMA LA TAREA DE ENSEÑAR
porque se implica EMOCIONALMENTE con sus ALUMNOS.
Quizás sea ésta una forma pretendida de degradar la enseñanza pública, hacer que un profesor de otra materia imparta asignaturas que en teoría no sabe. Pero les digo una cosa, pienso prepararme tanto que mis alumnos aprenderán castellano, inglés, francés y filosofía como si nada ocurriese. PONDRÉ TODO MI ESFUERZO PARA QUE LAS PRETENSIONES DE DEGRADACIÓN QUEDEN ANULADAS.
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