22 ago 2007

La Declaración de los Derechos Humanos


Un día como hoy, en 1950, la Asamblea Europea aprobó la Declaración de los Derechos Humanos, que había sido redactada por la Asamblea General de las Naciones Unidas dos años antes para ser difundida . Tras pasar por dos guerras mundiales, y tras los episodios del fascismo, la Europa de la época se percató de que lo deseable era la buena convivencia, y de que para conseguirlo se necesitan unos pactos de cuáles son los mínimos a respetar.
La Declaración de los Derechos Humanos nos habla de esos mínimos a respetar, tanto a nivel legislativo, como a nivel ético y moral, que acompañan al ser humano por el mero hecho de ser humano, es decir, que hablan de qué es lo inviolable dentro de la esencia humana. El derecho a la vida, el derecho a que no practiquen con nosotros la esclavitud, el derecho a no recibir malos tratos, el derecho a una personalidad jurídica, el derecho a no ser arrestados de manera arbitraria, el derecho a la presunción de inocencia, el derecho a la libre circulación, el derecho al asilo, el derecho al matrimonio, el derecho a la nacionalidad, el derecho a la propiedad, el derecho a la libertad de pensamiento, el derecho de reunión, el derecho a la democracia, el derecho al trabajo, el derecho al descanso, el derecho a una educación gratuita o el deber respecto a la comunidad.
Algunos de ellos, por su formulación teórica, o por las prácticas que se llevan a cabo en su aplicación han sido enormemente discutidos. Hablar de Derechos Humanos que acompañan la esencia del ser humano por el mismo hecho de ser humano implica una forma de universalización, o universalismo. Es evidente que no todos los seres humanos somos iguales, porque existe la diversidad de pensamiento, de opiniones, etc, lo cual brinda una enorme riqueza. Sin embargo, para poder hablar de la justicia, para dar y recibir un trato equitativo, es necesario considerar legislativamente que somos iguales ante la ley, que unos pactos de mínimos nos lo garantizan, y que esos pactos de mínimos, como pactos, pueden completarse con nuevos debates. Los Derechos Humanos se convierten, así, en una formulación pionera en una lucha a nivel mundial por la justicia, la fraternidad y la libertad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquier derecho es una mera declaración literaria, hasta poética, si no va acompañado de la definición de quién tiene el deber de garantizarlo. En realidad debería llamarse Declaración de Deberes Humanos, es decir un compromiso de cada uno para con los otros. Pero ¿quién responde del imcumplimiento de esos deberes y ante quién?, ¿pueden unos países intervenir en otros por la fuerza para salvaguardar esos derechos de las personas?, ¿se puede juzgar al presidente de Arabia Saudita en un tribunal internacional por mantener y alentar la conculcación de derechos humanos?, ¿se puede llegar hasta la guera?, ¿hasta qué punto es aceptable en otros contextos políticos nuestra visión de los derechos de las personas?... asuntos complejos sin duda.
La historia tiene experiencias de catálogos éticos universalistas que nunca se han generalizado, especialmente provinientes de las religiones, piénsese en los diez mandamientos cristianos, sin ir más lejos, o en la catalogación de virtudes que sirven para las relaciones humanas con el visto bueno de los dioses.
Hemos desarrollado sistemas políticos y sociales dispares que en su relación chirrían, pero la dialéctica social es implacable y se abre paso lo que produce mayor bienestar a mayor número de personas.
Los humanos seguiremos cabalgando deseos, y avanzando, irregularmente, sin uniformidad, como nuestra propia condición.

NSN dijo...

Seguiremos cabalgando en la diversidad, sí, por supuesto, pero o hay unas garantías generales negociables, debatibles y que pueden cambiar según las inquietudes de los momentos, pertenecientes a un pacto social global(y que, por cierto, no estoy de acuerdo contigo que por el mero hecho de ser universales sean intrínsecas tan sólo a la religión, sino a tantos aspectos del ser humano y de sus conocimientos, entre ellos la ciencia con las generalizaciones), o no creo que puedan existir las buenas relaciones humanas y de los estados.