14 ene 2013

Historias para Minerva XVIII


Minerva, mi preciosa Minerva. Ayer te quedaste sin tus padres toda la tarde para jugar con Alila, auntie Cuca, los abuelos y auntie Nieves. Te dormiste la siesta. Hacía un frío aterrador en las calles de Alcalá. Sin embargo, hiciste tu pequeña siesta en el carrito. Al llegar a casa, sorprendentemente no te despertaste. Estabas con el abrigo y los guantes y todo puesto. Tenías calor. Así que de sopetón abriste los ojos agobiada. Y comenzaste a llorar desconsolada por un sueño inquietante. Buscabas a tu mami o a tu papi para abrazarte a ellos. Pero no estaban. Nada podía calmarte. 
Sin embargo, hubo algo que lo hizo. Me acerqué a ti y, hablándote en inglés, te expliqué que papi y mami se habían ido a dar una vuelta y que luego regresarían. Que no pasaba nada. Que estabas allí con Alila, auntie Cuca, los abuelos y auntie Nieves y que estarías toda la tarde jugando y pasándotelo bien hasta que vinieran papi y mami. 
Y, de repente, como si fuese algo inmensamente mágico, se te pasó el llanto. En ese momento se me pasaron muchísimas cosas por la cabeza. Sólo tienes apenas 18 meses. Y, sin embargo, comprendiste muchas cosas. Comprendiste el tiempo. Ya sabías lo que era antes y después. Comprendiste que aunque papi y mami no estuviesen, volverían. Eso mostraba una seguridad en ti, una seguridad que tienes con ellos. Porque sabías que volverían. Me sentí muy orgullosa de ti y de tus papis. Sentí que esa seguridad es justo la ideal para que crezcas, para no tener miedos, para poder hacer tu vida sabiendo que estarás en cualquier momento arropada. 
Pero si todo lo que te he contado me sorprendió enormemente, lo que más me impactó es que atendiste a ciertas razones. Y me pregunté hasta qué punto el ser humano desde que nace necesita explicaciones. Cambiarte de tema no te hubiera más que creado incertidumbre, y eso no eras capaz de aceptarlo. Sin embargo, decirte la verdad clara fue el tronco al que te agarraste para buscar consuelo. A partir de ahí estuviste jugando como si no se hubiera acabado el mundo.

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