Santa Maria degli Angeli e dei Martiri
¡Quién diría que ahí estuvieron las últimas manos de Michelangelo, poco antes de su muerte! Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, construida sobre algunos restos de las termas de Diocleziano.
Una sensación familiar asola el corazón. Qué genialidad la de tantos edificios religiosos de cada cultura. Algunos sobrepuestos a otros buscando futuro a un pasado. Es el único espacio en el que se comprende qué es el silencio: un pacto autobiográfico con la conciencia. Si tuviera fe, vería bajo tales alturas esa conexión con la divinidad de manera clara. Quizás sea indiferente. Llega a observarse uno mismo en ese estar ausente de palabras. Es eso la fe.
Una planta en cruz quebrada... Sobre su suelo no puede hacerse menos revolución que la que planteó Michelangelo con sus manos arrugadas. Bienaventurados aquéllos a los que la hora de la verdad les llega antes que la hora de la muerte.
Una sensación familiar asola el corazón. Qué genialidad la de tantos edificios religiosos de cada cultura. Algunos sobrepuestos a otros buscando futuro a un pasado. Es el único espacio en el que se comprende qué es el silencio: un pacto autobiográfico con la conciencia. Si tuviera fe, vería bajo tales alturas esa conexión con la divinidad de manera clara. Quizás sea indiferente. Llega a observarse uno mismo en ese estar ausente de palabras. Es eso la fe.
Una planta en cruz quebrada... Sobre su suelo no puede hacerse menos revolución que la que planteó Michelangelo con sus manos arrugadas. Bienaventurados aquéllos a los que la hora de la verdad les llega antes que la hora de la muerte.
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