Verano
¡Qué agradable el sabor del verano! Todo se torna más sensitivo. Los sonidos que entran por la ventana. Esos grillos en la noche. Alguna persona de paseo que nos despierta en la madrugada. Los olores intensos de frutas y sudores. La luz de los que muestran su hermosa y blanca piel. Sólo hay algo que no me agrada del verano sensitivo. Y es cocinar entre calores de fuego, cuando ya es fuego el exterior y el interno cóctel de hormonas. De ahí saber bien elegir con quién casarse. El amor entra por la mirada, pero conquista con el paladar.
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