10 ene 2010

Fragmentos romanos XXIV


Arritmia

Hemos aprendido con el devenir auscultado del corazón, aquí, en un jardín sin rosas de invierno romano. El latido ofrece un lenguaje sencillo. Sin embargo, impedidos oídos nos cerramos. ¡Dicha de una cultura que no sabe escuchar las palabras del cuerpo! Ni tan siquiera cuando son gritos su forma de expresión. Años de ciega observación para lograr atisbar un sistema interpretativo de los significados de la sangre fluyendo. Hubiera sido muy sencillo: aprieta tu mano contra esta arteria que desafía la flexibilidad de la piel. El tiempo pasa. El latido sigue. Siéntelo. Ése es. Ése es. Ése es. Ése diferente es inefable. Tan sólo habla del amor.

2 comentarios:

Ana Cuéllar dijo...

Un puntito gnóstico?. Interesante ciertamente.

NSN dijo...

Poco a poco la vida va dando el punto gnóstico. Besos, Ana.