Libros en Yokosuka
Regresar a la infancia. Aquellas horas en la sección infantil de las bibliotecas. Los primeros tactos. El perfume de las páginas de los libros. El tiempo distendido de la lectura. Las palabras desconocidas que se sacian en un diccionario. El jardín de la sintaxis desconocida. Los tabúes óseos de una cultura. La composición por descomposición. La inmensa sensualidad de la imagen en cada frase. Leer habitando un libro. Somos personajes ficticios. Ésa es la lectura. Un acto infantil. La edad nos hace aprender a digerir. Entonces crece y crece la barrera entre la imaginación y un libro. Leer no es mirar, sino vivir.
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