17 nov 2011

Reflexiones sobre La Flauta Mágica


Cuando observen La Flauta Mágica de Mozart, piénsenla como una obra hija de la Ilustración. Por un lado, la Razón, reino de Sarastro, donde reina la sabiduría, la virtud, la contención. Por otro lado, la Sinrazón, paraíso para la Reina de la Noche, lugar de la sombra donde gobiernan las pasiones.
Todo lo que he leído sobre esa ópera hace referencia a esta dicotomía, y remarca la posición de Mozart, en tanto ilustrado, a favor del reino de la Razón, de la Luz.
Sin embargo, a mí siempre me ha chocado la presencia del personaje de Papageno. Ese pajarero excéntrico que se comporta de forma especial. Papageno no pertenece al reino de la sabiduría. Es más, ni pretende ni consigue alcanzarlo, porque, argumenta, prefiere vivir en la vida tomando vino y comiendo alimentos, es decir, dejándose llevar por lo que le pide su cuerpo y su espíritu. Tampoco pertenece al reino de las pasiones, porque no se pone a favor de la Reina de la Noche. Es más, desde mi punto de vista es el personaje que actúa con más sensatez durante toda la obra. porque desobedece las órdenes de Sarastro que impedían a Tamino y a él, para alcanzar la sabiduría, dejarse convencer por las mujeres apasionadas. Pero desobedece a su vez a la Reina de la Noche dado que hablar con ellas lo plantea como un acto que no tiene que llevar directamente a dejarse persuadir por ellas. Tiene su propio pensamiento, no se deja seducir ni por la Razón ni por la Sinrazón. Sin embargo, actúa de forma sabia y apasionada a un tiempo. Es el personaje que se mueve en la frontera. Fíjense que, en la última escena, cuando Tamino y Pamina están adentrándose en el reino de la Sabiduría, permanece él, fiel a su esposa Papagena, a las puertas del templo, siguiendo sus propias pautas de comportamiento, y es absolutamente respetado por los emires de Sarastro, ya que su sensatez ética va más allá de las formas que supuestamente tiene que guardar.
¿No podría pensarse que Mozart, introduciendo el punto de desencuentro llamado Papageno en la feliz historia de la dicotomía entre Razón y Sinrazón, pretendía transmitirnos un mensaje mucho más revolucionario para su época de lo que pretendemos?
Virtuoso sea aquel que habita la frontera.

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