Invierno cálido
Me gusta dibujar con los dedos el horizonte cuando atardece. El recorte del paisaje desde casa podría ya hacerlo a ciegas. Es una memoria cinestésica, como el baile de despedida de cada día, como un ritual de paso. Y cuando es de noche en horario de invierno las personas caminan raudas al hogar, las calles quedan vacías y la bicicleta es libre de hacer sus acrobacias, sin aterrizar forzosamente sobre algún viandante despistado. Me gusta este invierno cálido del Mediterráneo.
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