8 may 2011

Fragmentos luminosos XXXVII


Color Pardo
Del tiempo antiguo de la vida

El tiempo antiguo es el tiempo lento, el que podían llevar, por ejemplo, los viajeros románticos en sus periplos por el mundo. Sin embargo, el tiempo del turista de masas, como el de la vida actual, es el frenético: verlo todo, fotografiarlo todo, sin vivirlo o digerirlo.
Actuamos con la vida como si fuese un cigarrillo que quisiéramos consumir y hacer cenizas en poco tiempo.
Sin embargo, el tiempo humano es el tiempo antiguo. Por un momento mírense dentro. Las digestiones son lentas en su cuerpo, la asimilación de la experiencia es lenta en su mente, la biografía es el paseo hacia la mayor lentitud, hasta al fin llegar a caminar tranquilamente apoyados en un bastoncito. El frenetismo, pues, actúa en contra de nuestra naturaleza.
Despiértense un día y prueben a decidir dejar de fumar-se la vida, váyanse, por ejemplo, a las termas de Caracalla en Roma. Llévense un buen bocata y un zumo de naranja. Siéntense en el césped. Piensen, vivan, llénense de intimidad, vean cómo los romanos se aseaban ahí donde están ustedes sentados. Únanse con su tiempo antiguo al tiempo antiguo. Cómanse el bocata, bébanse tranquilamente el zumo, y échense una bella siesta entre sol y sombra. Quizás no les haya dado tiempo a ver doscientos monumentos más, pero ¡qué importa!, ¡qué hay más allá que pueda merecer cambiar esa experiencia desde dentro y profunda que han vivido en su relación con las termas!

2 comentarios:

Julia Gallego i Pérez dijo...

¡Uau! Picnic en las termas de Caracalla. ¡No suena nada mal!

NSN dijo...

Va ser fantàstic!! ;-)