15 feb 2010

Fragmentos romanos XXXIX


新聞

Ayer quise hacer palabras ciertas cosas. Cogí un cuaderno extraño. Pensé que era tuyo. Sentía tanto que quizás las páginas hubiesen sido insuficientes. Sin embargo, escribí doce líneas. Fue entonces cuando llegaron trotando tres salidas de tus entrañas. Clarividencia verbal. Signo de un destino. Rompí el folio en pedazos. Los ahogué en los restos de la cerveza. En un instante puede estar comprimido el futuro. En unos bytes toda una genealogía. Entonces lo supe. No sabías que escribías respondiendo. Algunos corazones no pueden ser entregados a cualquiera.

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