Mientras graznaban tus tripas
Escribe esta mano que desea dibujar. Los instantes compulsivos se aferran a instrumentos. Desesperados dedos que buscan un lenguaje. Es voraz. Los fagocitan las emociones. La Roma oscura esclarece. El gesto violento impregna tejidos cuando en la vida todo se decide en pocos segundos. Un parpadeo nos puede conducir a la muerte.
Mientras se escuchaban tus tripas, aquel estornino quizás hubiera llegado a adorar a otros dioses. Abrí los ojos. Lo vi. Con el pico hecho fragmentos amaneció aferrado al barrote de su jaula. Había pasado efímero el tiempo. ¡¡Uff!!, todavía reverbera el eco de su grito mínimo: "seguir amándote" (leer con voz imitando un graznido de pájaro).
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