Cristina y los cien viajeros romanos
Vienen a nuestro seno lejanos viajeros que brindan relatos únicos, maravillas. La fonética se derrama por su implacable anatomía. Una perfección emotiva abraza el corazón en el componer de sus palabras. Son verbo, acción, recuerdo. Así colonizan el jardín del latido. Tantos y tan grandes nombres caminan la biografía. Y sin embargo al cerrar los ojos habitas tú. Más única –prodigio, pequeño monstruito- que aquéllos que narran vivencias. Tú las guardas en tu silencio observador. Tus actos vierten más revolución que los de aquéllos que vanamente quisieron dejar una huella.
2 comentarios:
Hermosos versos..
Un gusto inmenso leerte
Un abrazo
Con mis
Y
Saludos fraternos
Que tengas una feliz semana..
Gracias siempre por tu cercanía, Adolfo.
Besos,
Nieves
Publicar un comentario