La frontera lingüística
Puede ser el lugar del verso. Allí donde no se siente. El momento en que la soledad mantiene las quebradas formas de lo amado. Sin palabras, sin gestos, el vacío donde nada se comprende. El instante se torna mínimo. Vida minúscula que se alza temblorosa entre dos palillos. Un día llega el día. Se vierte el corazón en una sopa de Mizo. Y, misteriosamente, antes de ahogarse uno comienza a nadar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario