20 dic 2009

Buenas noches, Teresita


Ruido y más ruido en la noche. El mundo se llena de sonidos que golpean el oído de Teresita. Se acurruca entre los huecos del gotelé de las paredes de su casita en el palmeral ilicitano y piensa. Quizás entre esos recovecos el silencio se haga. Quizás entonces pueda escuchar sus propias palabras. Recuerda el agua de aquella fuente romana en la que se bañaba con el calor de octubre. Abre su ordenador. Una nana. Desde muy lejos, quizás oriente, su amigo el Bichito le regaló una nana. Lo echaba de menos. Se hizo la paz. Podía sentirse el sonido melancólico de una viola.

1 comentario:

ana belén dijo...

precioso... de una sensibilidad extraordinaria... :)