Pajarito samurai
El pajarito enjaulado nunca pensó que llegaría el momento de la derrota. No pasaba ni siquiera por sus perspectivas vitales pensar que sería vencido, que su jaula de hierro se tornaría de porcelana, y que la quebraría en pedazos con sus propias piernas. Había sido una consecuencia inmediata de aprender artes marciales. Años ha luchó por construirse su propia cárcel que sentía utópica. Era roja y viva, y tenía un barrote de color verde. Ahora había luchado por destruirla. Sí, se había derrotado. Había tenido incluso que hacer una gran genuflexión para admitir que esa utopía no era posible.
Se lo ve volar sin rumbo, maltrecho, azaroso, voluble, caótico. Guiado por su tormenta interior. Muta. La monstruosidad está en su origen. Cuenta la leyenda que quizás sea infinita su capacidad de recomposición ante la derrota. Como buen samurai, sigue creyendo en la Utopía.
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